Testimonio
Ivana
Rodríguez: “¡Me regreso a mi país!”
Ivana Rodríguez, retratada por Jasmine Raad.
Nombre: Ivana Rodríguez
Edad: 20 años.
País de residencia
actual: Madrid, España.
“Fui a visitar a mi hermana Génesis a Madrid hace
varios años y quedé enamorada de la ciudad. Desde ese preciso instante supe que
iba a vivir aquí. Estando en Venezuela Génesis
nos da la noticia de que se va a casar, su boda iba a ser en dos meses. Sabía
que esa era la oportunidad para ir y quedarme. Me armé de valor y dejé mi
carrera sin culminar, mi trabajo como bailarina profesional y varios contratos
sin firmar.
A pesar de que no tenía una mala vida en
Venezuela, pensé que emigrando iba a conseguir un mejor campo laboral desempeñándome
como bailarina. Me propuse grandes metas y para cumplirlas lo más sensato era
irme. Cuando llegué todo era color rosa. Mi hermana me recibió cariñosamente y actualmente
sigo viviendo con ella. El metro funciona de maravilla, los supermercados son
otro nivel, la economía es bastante estable, y he conocido personas que me han
ayudado, en general la ciudad es bastante acogedora.
Mi papá que en paz descanse era español, tengo
pasaporte de la comunidad Europea gracias a él y eso facilitó mi decisión de
venirme. Mi pasaporte es una ventaja, estoy aquí como ciudadana y me ha
permitido trabajar y tener un estatus legal.
No puedo negar que en un año viviendo en Madrid me
he dado cuenta de muchas cosas, positivas y negativas. Con veinte años que
tengo mi vida dio un giro. Ahora parezco una mamá, pensando qué voy a cocinar
mañana, viendo si se acumuló mucha ropa para lavar, limpiando la casa porque si
se ensucia no hay más nadie que la limpie, y otras cosas que hacía mi mamá
cuando vivía allá.
Ciertamente tienes libertad, pero emigrar te
cambia la mente, por lo menos a mí me la cambió. Los fines de semana estoy tan
cansada que no quiero ni siquiera ir a una fiesta porque prefiero dormir,
cuando vivía en Caracas tenía que convencer a mi mamá para que me dejara salir
al menos un fin de semana, y ahora que puedo, no quiero.
Empecé a estudiar danza contemporánea, el horario
es matador. Estoy desde las 7:00am hasta las 7:00pm, sin contar la hora y media
que tomo para ir y regresar. La carrera me ha dificultado trabajar y también
bailar. Cada mes que pasa es peor para mí, estaba trabajando los sábados y
domingos, pero renuncié la semana pasada
porque literalmente ya no tenía tiempo para mí y tampoco para los deberes de la
casa.
Hasta ahora he participado en muchos cástines aquí
para bailar en videoclips, obras de teatro, comerciales, y aún no he quedado en
ninguno. Esto me ha tenido bastante desmotivada porque en Venezuela bailaba para
grandes artistas, también aparecía en muchos videos musicales. Incluso cuando
vine a Madrid tuve que rechazar nuevos contratos con grandes talentos.
Ahora siento que la vida me está retando, o dando
otra oportunidad. Pues el mes que viene se casa mi otra hermana en Caracas, y aunque
suene muy loco ¡me regreso a mí país! Estoy segura de regresar, este boleto lo
compré sin retorno. No quiero sonar malagradecida, emigrar fue una gran
oportunidad que tuve, pero tengo que admitir que fue una decisión apresurada.
Pienso terminar mi carrera allá, me quedé en
sexto semestre de comunicación social, y por supuesto voy a seguir bailando. Cuando
tenga mi título las cosas serán diferentes, porque si vuelvo a emigrar tendré
tiempo suficiente para trabajar y seguir buscando oportunidades y contratos
como bailarina. Pero ahora no me da chance porque la universidad es todo el día,
además que aquí me faltarían cuatro años para graduarme y lo veo como una
eternidad.
Venezuela es un país magnífico. Este año no lo
tomo como perdido, fue una experiencia que le sumo a mi vida. Aquí aprendí a
valorar cosas que antes no valoraba, maduré, y logré descubrir lo que quiero
para mi vida. En Venezuela quedan oportunidades, hay que saberlas buscar, eso
es todo. Gracias Madrid, por hacerme dar cuenta que mi único amor es Venezuela.”
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